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Turismo sustentable: iniciativas que revolucionan nuestro modo de viajar

Hoteles más verdes y experiencias en contacto con las comunidades de la zona, entre otras medidas, marcan tendencia en el mundo y se replican a nivel local.

El turismo sostenible o sustentable está en alza: crece la demanda por parte de los consumidores, los proveedores desarrollan nuevos programas y los gobiernos y organismos internacionales establecen políticas para incentivar este tipo de prácticas. Pero ¿qué significa realmente “turismo sostenible”?

La Organización Mundial del Turismo (OMT) lo define como el turismo que tiene en cuenta las repercusiones actuales y futuras en las dimensiones económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas.

Así, es posible considerar algunos casos de éxito en el ámbito público, privado o del tercer sector que son replicables a nivel mundial y local. Estas ideas implican un cambio de conciencia, según los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas.

Destinos ejemplares

Según una selección elaborada entre el portal español Hosteltur, el World Travel & Tourism Council y el Instituto de Turismo Responsable (ITR), numerosos destinos comienzan a regirse por estrictos criterios de sostenibilidad.

Es el caso de Gijón, una ciudad costera del norte de España que fue la segunda del mundo en conseguir el sello Biosphere después de Barcelona. Este reconocimiento es concedido por el ITR (vinculado con Unesco) y avala el trabajo realizado en materia de sostenibilidad turística. En Perú, por otro lado, Machu Picchu trabaja con el plan de reconceptualización 2015-2019, que ampliará el área de visita a más de 100 hectáreas para controlar y dispersar los flujos de visitantes.

Según Juan Carlos Dabusti, docente del área Turismo y Hotelería en el centro de e-learning de la Universidad Tecnológica Nacional, otro enclave turístico sustentable es Costa Rica. “Uno de los puntos clave fue la puesta en marcha de un programa de pago por servicios ambientales, que otorgó incentivos a comunidades rurales a cambio de la conservación de los bosques”, explicó. Costa Rica demuestra la conveniencia de generar una identidad clara alrededor de un atractivo en particular: su ambiente.

Hoteles eco, una apuesta que crece 

El perfil de un consumidor cada vez más comprometido con el cuidado ambiental también llevó a los hoteles a adoptar prácticas de ahorro energético y una prestación de servicios ecológica.

Así, alojamientos de diferentes partes del mundo buscan ser amigables con el contexto, preservar la cultura local y apoyar la economía de la zona. Para eso siguen estándares globales determinados por el Consejo Global de Turismo Sostenible.

Un caso llamativo es BioHotel, en Bogotá: está alimentado por energía solar, posee huertas en agricultura vertical, fue construido con materiales reciclados y apoya a los proveedores locales para abastecer a sus clientes.

A su vez, en nuestro país existe la certificación "Hoteles más verdes", otorgada por la Asociación de Hoteles de Turismo de Argentina.

Un referente es el hostal jujeño La Posta de Purmamarca, que gira en torno a la responsabilidad social empresarial y la lógica de triple impacto. Su propietaria, Lucy Vilte, afirma que, además del cuidado ambiental, se centran en el turismo accesible, brindando información en sistema braille y concientizando a los colaboradores sobre la amable atención a personas con capacidades diferentes. Allí, el 70% de los trabajadores son mujeres y el 100% son oriundos del lugar.

Un caso cordobés

El hotel El Castillo, en Valle Hermoso, también posee esa eco-etiqueta. "Contamos con un modelo familiar de gestión sustentable, que se basa en revivir un edificio en ruinas con pautas ecológicas, formar un equipo de trabajo local multifuncional y diseñar un producto organizacional con características propias", destaca Fabián Fábrega, uno de los miembros a cargo del establecimiento.

Esta iniciativa se tradujo en emplear a lugareños sin formación y capacitarlos, consumir menos de un tercio de la energía respecto de una gestión tradicional y ofrecer programas destinados a distintos públicos, con fechas predeterminadas.