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Por la camiseta: de Córdoba a Brasil, en dos ruedas

Eduardo y Lucas, ya en territorio brasilero, disfrutando de la aventura. (Eduardo Miotti)
Eduardo y Lucas, ya en territorio brasilero, disfrutando de la aventura. (Eduardo Miotti)

La aventura de dos cordobeses que decidieron llegar como sea hasta el vecino país para alentar al seleccionado argentino. 

Es arriesgado comunicar en pocas líneas la experiencia vivida, pero al menos haré el intento de transmitir brevemente lo que mi nervio óptico captó de esa vivencia.

Me atrevo a redactar un breve prólogo. Les cuento que cuando empecé a viajar hace unos años, tenía una percepción de la vida que mutaba a la par de los kilómetros recorridos. Antes era más estadista, pero con el paso del tiempo la experiencia me decía que no importaban tanto los números, más bien lo sembrado en cada momento. Esas semillas serán, en el futuro, nuevos sueños que partirán a quien sabe dónde.

Ahora sí, introduzcámonos en el viaje. Junto a mi compañero Lucas decidimos realizar una aventura a Brasil desde Córdoba, con motivo de alentar a la selección argentina de fútbol. Mientras planeábamos la travesía, fantaseábamos con llegar en bicicleta, una modalidad ya incursionada por mi compañero hace varios años.

Interiormente pensaba que pedalear sólo con motivo de ver fútbol era absurdo, incompleto. Es por eso que trabajamos para diseñar el viaje compartiendo un mensaje sobre concientización ambiental. La idea surgió en un café. Sosteníamos que mientras más usáramos la bicicleta, más reduciríamos la huella de carbono personal que emitimos a la atmósfera. En ese momento, consideramos que era menester compartir masivamente nuestro pensamiento, nuestra filosofía.

Saliendo de Córdoba, rumbo a Brasil. Todo por la camiseta. (Eduardo Miotti)
Saliendo de Córdoba, rumbo a Brasil. Todo por la camiseta. (Eduardo Miotti)

Preparativos y primer destino

El tiempo era breve. Partimos un 14 de mayo desde el estadio Kempes, ante numerosas cámaras, grabadoras de audio y fotógrafos. Con la expectativa de salir y lograr el primer objetivo, comenzamos pedaleando por la Costanera, atravesamos el centro y continuamos por la avenida Sabattini hasta llegar a la localidad de Toledo. La hospitalidad se hizo sentir ya que mi compañero de ruta nació y dio sus primeras vueltas en ese lugar.

El primer día fue una sensación singular. Algunos autos acompañaban con bocinazos y otros estiraban el brazo a cambio de una palmada. La energía de las personas se transmite en esos pequeños actos, es un impulso eléctrico que llena de fuerza y decisión. La localidad de Luque era siguiente destino.

Sólo el comienzo

El desafío físico inicial era llegar el 14 de junio al partido de Argentina en Salvador de Bahía. Pero las primeras jornadas fueron difíciles, el cuerpo se agotaba con rapidez. La desventaja era que todos los días pedaleábamos y no teníamos extensas horas de descanso. Se transformaba en una rutina pero dentro de un lugar llamado Planeta Tierra con incansables paisajes, colores y aromas que se desprendían de los lugares menos castigados por la tala y el desmonte.

Al atravesar Santa Fe y Entre Ríos la emoción se intensificó. A esa altura ya habíamos pasado por numerosas escuelas secundarias que nos abrieron sus puertas, ante la mirada curiosa de los alumnos que observaban las bicicletas y las alforjas rebalsadas de sueños.

Un punto aparte

Complicado determinar cuál fue el mejor paisaje, todos tenían su encanto. Pero Corrientes tenía una magia particular que se expresaba en una vibración en todo el cuerpo. Entramos por la ruta provincial 118, costeando el Parque Nacional Iberá. Humedales y lagunas vigilaban nuestro pasar, yacarés en libertad, familias de carpinchos y numerosas aves le daban el condimento perfecto, a un viaje que sumaba promesas.

Luego de atravesar un terreno llano de largas rectas, Misiones nos anticipó que no todo es tan fácil: una geografía ondulada e interminables subidas y bajadas que no prometían nada, sólo un descanso muscular.

Luego de kilómetros de esfuerzo, un cartel daba la bienvenida al Parque Nacional Iguazú. Cómo describir ese momento, donde todo parece tan irreal.

Los aventureros en Brasil, listos para alentar a la selección argentina. (Eduardo Miotti)
Los aventureros en Brasil, listos para alentar a la selección argentina. (Eduardo Miotti)

Brasil, viaje completo

Debido al escaso tiempo que nos quedaba, teníamos planeado un salto en ómnibus hacia la costa. Desde el estado de San Pablo recomenzábamos el desafío. Para resumir Brasil, los morros, el mar y la arena fueron parte del viaje. Horas interminables de actividad física, diálogo interno y amistades de un día.

Finalmente llegamos a Salvador. Alegría inmensa, lágrimas de felicidad y un sueño cumplido. ¿Cómo siguió el viaje? Fútbol, amigos y regreso a casa.

Como mencioné en el inicio, esto es sólo es una impresión de la experiencia. Si algo de este relato te movilizó, es suficiente para mí: y para vos, tal vez el comienzo de una aventura.