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De Carlos Paz a Alaska, en combi y con un cachorro

Martín, Apu y Franky, el trío viajero que no parará hasta Alaska. (Fotos: Viviendo caminos)
Martín, Apu y Franky, el trío viajero que no parará hasta Alaska. (Fotos: Viviendo caminos)

Un cordobés está recorriendo el continente americano y su objetivo es llegar al extremo norte, sin tiempo ni límites. Fabrica y vende llaveros de resina y además se da maña con sus herramientas para hacer trabajos temporarios. 

Más que la meta, la idea de Alaska fue la gran excusa de Martín Sánchez Balzarini para recorrer el continente americano y viajar a través de su gente, las distintas culturas y los múltiples paisajes.

Tras varios meses acondicionando una VW Combi, adaptada con piezas fabricadas artesanalmente y con autopartes de otros vehículos, finalmente el joven de 27 años salió de Villa Carlos Paz el pasado 1º de febrero hacia la Patagonia, con destino Ushuaia, y de allí rumbo al norte.

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La cucha rodante, como apodó Martín a la Combi, tiene un sillón que se hace cama, una bacha, baño y cocina con horno. Lo imprescindible para estar permanentemente en movimiento, con un equipaje ligero, sin necesidad de pagar alojamiento ni comida.

Martín no viaja solo. Lo acompaña Apu, un cachorrito de Rottweiler, y la gente que lo sigue por las redes sociales. Es la primera vez que se embarca en una aventura como esta, y hasta ahora todo viene saliendo bien.

"Sin dudas, los miedos, principalmente a lo desconocido, siempre juegan en contra. Pero la motivación y el amor por la ruta lo superan. No tengo un día igual a otro y eso es lo que genera el ritmo del viaje, de la ruta. Me hace sentir vivo", cuenta Martín a Voy de Viaje.

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El dúo viajero salió sin tiempos. Martín estima que llegar a destino le llevará entre 3 y 5 años, con el ritmo tranquilo que pretende recorrer el extenso trayecto que une ambos países. “Siento que viajar de esta forma me llena, me hace muy bien. Entonces, decidí tomarlo con calma, como un estilo de vida y no como una obligación por llegar”, argumenta.

Consultado sobre cómo se le ocurrió aventurarse en esta historia, el joven confiesa que seguramente sea su destino. Cuando cursaba la carrera de ingeniería, comenzó a trabajar de viajante para una empresa. En ese camino se cruzó con mucha gente que vivía viajando. “Me di cuenta que sí se podía tener ese estilo de vida y empecé a proyectar”, dice.

A partir de ahí, comenzó a construir a Franky (por Frankenstein), la camioneta que hoy es su casa rodante, y creó la página Viviendo caminos, con presencia en las redes sociales, su perfil viajero en el que va relatando su periplo y que lo ayuda a mantenerse en contacto con sus amigos y familia, además de conocer gente.

Un estilo de vida

El cordobés por adopción (nació en Santa Cruz de las Sierras, Bolivia, pero se vino a vivir a Córdoba cuando tenía apenas un año) asegura que no sólo comenzó un viaje, sino un estilo de vida. Salió de Carlos Paz con algunos ahorros, pero financia su viaje vendiendo llaveros de resina que el mismo fabrica en su casa rodante, que también se vuelve taller. Además tiene herramientas, con las que fabrica muebles de manera y realiza trabajos a pedido.

“Estoy en un constante aprendizaje. Cuando el bolsillo está flaco, aparte de entrar en un aura creativa, es increíble como sistemáticamente aparece gente que se solidariza y genero algún dinero con trabajos o vendiendo”, detalla.

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A Martín lo motiva el hecho de saber que el día que pasó será muy distinto al siguiente. “Otra gente, paisaje y clima. Me mantiene expectante como un niño, me siento vivo. Hay momentos buenos y no tan buenos, es un constante aprendizaje y siempre llevo una interpretación positiva de lo que me pasa. Y me ayuda mucho también rodearme de gente hermosa”, resume.