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La "Ciudad de Piedra" que se salvó por el turismo... y ahora se quedó sin turistas

Gjirokastra es una antigua ciudad del sur de Albania, uno de los países más pobres de Europa. Allí nacieron el líder comunista Enver Hoxha y el premio Nobel de Literatura Ismail Kadare. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por su arquitectura otomana, pero ahora sufre las consecuencias de la pandemia.

Ver las calles de la ciudad inundadas de turistas fue como un sueño para los residentes de Gjirokastra, una ciudad del sur de Albania declarada Patrimonio Mundial de la humanidad por su arquitectura del período otomano.

Pero todo terminó precipitadamente con los confinamientos asociados con la pandemia del coronavirus.

Conocida como la "ciudad de piedra" por sus casas de dos pisos con torres del siglo 17, Gjirokastra y otra ciudad albana, Berat, fueron declaradas Patrimonio Mundial por la Unesco en 2005, tras ser descritas como "raros ejemplos de un carácter arquitectónico típico del período otomano".

Tras la renovación del centro histórico, Hysen Kodra fue uno de los residentes que empezó a alojar gente en sus viviendas de 200 o 300 años, con fachadas de madera y techos con tejas de piedra. Después de todo, las 700 camas que ofrecían los hoteles del centro no podían acomodar a los 120.000 visitantes que llegaron a Gjirokastra en el 2019, el año previo a la pandemia.

"La pandemia acabó con todo abruptamente, fue como una puñalada por la espalda", expresó Kodra, cuya pensión de 13 habitaciones en la cima de una colina está vacía. "Hasta el 2019 todo iba muy bien, cada día había más visitantes. Pero en el 2020 se cancelaron todas las reservas que teníamos".

La fortaleza del siglo 13 en la cima de la colina y un Viejo Bazar del siglo 17 cuyas calles de piedra recorren los turistas para comer platos como pasha qofte (albóndigas) u oshaf (higos secos con leche de oveja), o para comprar artesanías, cortinas, alfombras, indumentarias tradicionales y otros recuerdos, son las principales atracciones de Gjirokastra.

También hay un museo etnográfico en la casa que perteneciera al dictador comunista Enver Hoxha, nacido aquí, y un museo renovado hace poco dedicado el premio Nobel de literatura Ismail Kadare, hijo pródigo de la ciudad.

Pobreza

Albania es uno de los países más pobres de Europa y el turismo representó el 9% del producto bruto interno en el 2019. El gobierno esperaba que el sector siguiese progresando.

Desde la pensión de Kodra en una colina se divisa Gjirokastra, que tiene una población permanente de 30.000 personas. Se ve incluso el sitio donde se instaló un monumento a Hoxha después de su muerte, el cual fue retirado en 1991, tras la caída del gobierno comunista.

La familia de Kodra fue reubicada por unos pocos años después de la muerte de Hoxha en 1985 para dar cabida al monumento. Cuando manifestaciones estudiantiles voltearon el gobierno comunista en 1990, la familia de Kodra recuperó su propiedad.

En la ciudad no hay casi actividades productivas, por lo que la municipalidad se abocó a la renovación de sus viviendas y sus calles en la esperanza de atraer turistas.

Las casas con sus pequeñas torres dieron paso a negocios, cafeterías y restaurantes, y del 2015 al 2019 se cuadruplicó la cantidad de turistas, la mayoría de los cuales llegaba de Italia, Polonia, Francia y España. También venían estadounidenses, canadienses, australianos e israelíes.

Desde la llegada del coronavirus, el turismo volvió a ser una expresión de deseos.

Incertidumbre

Manjola Bici, quien tiene un pequeño negocio en el Viejo Bazar en el que vende tés y hierbas locales, dijo que hay menos de la mitad de los visitantes del 2019. La mayoría son albanos y no se quedan a pasar la noche en Gjirokastra. Muchos negocios tuvieron que cerrar.

Bici y sus vecinos probaron ofrecer otros productos y bajar los precios para atraer turistas nacionales, y pidieron al gobierno que les rebaje los impuestos para ayudarlos a sobrevivir. Espera que las vacunas acaben con la pandemia y permitan el retorno de los turistas.

"Pueden ver que ustedes son los únicos visitantes", dijo Bici a los periodistas que la entrevistaban.

"No creo que podamos sobrevivir mucho tiempo más si el gobierno no deja de cobrar impuestos por un año al menos", expresó Kodra. "No sabemos si vendrá gente en abril y mayo", los meses de primavera en que el turismo empieza a subir.

Loena Bakuli, a cargo de los proyectos turísticos de la municipalidad, confía en que las cosas mejorarán. "La pandemia se acabará un día no muy lejano y los turistas volverán y encontrarán una ciudad distinta, más linda todavía", afirmó.