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Villa Yacanto: el cielo en la tierra

Los paisajes de Yacanto en Calamuchita. Foto: Romina Musso
Los paisajes de Yacanto en Calamuchita. Foto: Romina Musso

Uno de los lugares más increíbles del Valle de Calamuchita, ideal para una escapada del día o para quedarse a disfrutar. 

Al pie de los cerros más altos de Córdoba se encuentra Villa Yacanto, uno de los poblados más cautivantes del Valle de Calamuchita. Los paisajes y aromas convierten a esta pequeña localidad en el refugio perfecto para la tranquilidad y el descanso.

Para llegar a la villa es posible hacerlo por dos caminos: por un lado, uno desde Santa Rosa de Calamuchita por ruta pavimentada de 30 kilómetros; por el otro, desde Villa General Belgrano, pasando Athos Pampa, por un camino de ripio de 22 kilómetros.

Ambos visibilizan la belleza característica de la región, sin embargo, la segunda alternativa maravilla con sus paisajes que tienen al Cerro Champaquí como límite en el horizonte. Es un camino asombroso, donde los extensos pinares abren paso para encantarnos con colores que combinan amarillos pastizales con verdes praderas.

Luego de transitar algunos kilómetros, el balneario Puente Blanco se hace presente para alertar el inminente cruce del río Santa Rosa. La magnífica postal de aguas cristalinas y playas rodeadas de pinares se convierte en la excusa perfecta para detener el auto, refrescarse y sentarse en alguna roca a admirar la fantástica vista.

Justo frente al río se encuentra un pequeño parador-camping que, a través de carteles escritos con tiza de colores, propone alojamiento y deliciosas comidas. La asombrosa altura de los pinos, que día a día se elevan al cielo en busca de sol, el sonido del agua corriendo y la calma del lugar son la combinación perfecta para poner la cabeza en off y descansar.

Al salir del parador, el camino hacia Yacanto continúa con algunas subidas y curvas cerradas. Allí se puede tomar conciencia de la altura, a más de 1.100 msnm, contemplando gran parte del valle. Unos kilómetros más adelante finalmente se llega a villa Yacanto: la variada oferta hotelera confirma que allí la vida se desarrolla en torno a la actividad turística, como también a las explotaciones de madera, gracias a los extensos bosques de pino elliotis e insigne plantados en la década de 1930.

Yacanto es una localidad pintoresca, que cautiva y conquista a sus visitantes con sus paisajes y colores. La calidez de los lugareños es la prueba fehaciente de la tranquilidad y serenidad que se respira en el ambiente.

Atractivos para descubrir

Ubicado entre las Sierras Grandes, el Cerro Champaquí es el más alto de la provincia de Córdoba, con sus 2.790 msnm. Acceder a la cima es una de las experiencias más fascinantes para aquellos que disfrutan de la aventura. Desde el Valle de Calamuchita hay dos accesos principales para lograr tal hazaña: uno por Villa Alpina, por el cual se asciende caminando o a caballo, y el otro que parte desde Yacanto, el único apto para vehículos. Se recomienda consultar a los lugareños, ya que en determinadas épocas del año el camino suele estar desmejorado.

El ascenso por este medio atraviesa en una primera etapa extensos pinares, luego la vegetación se va haciendo más escasa por la altura y el paisaje va cobrando la magia del silencio. A 1.637 msnm aparece el paraje Los Corrales, el ascenso continúa y comienzan asomar, al margen derecho, el río Tabaquillos, mientras que al lado izquierdo las aguas cristalinas del río El Durazno, embelleciendo aún más el recorrido.

Más adelante, el filo del cordón serrano permite apreciar el Valle de Traslasierra y los llanos de la provincia de San Luis. El último tramo desemboca en un amplio playón. Desde allí, caminando por un hermoso sendero, se llega al esperado objetivo, donde el cielo y la tierra se unen.

Además, a ocho kilómetros de Villa Yacanto, tras descender una abrupta cuesta, se llega al Durazno, pequeño caserío asentado sobre las márgenes del río. Grandes bosques de pino parecen custodiar el lugar, aportándole magia, serenidad y armonía. El acceso al pueblo se hace a través de un vado sobre el río El Durazno, cuando éste crece sólo se puede cruzar por un pequeño puente peatonal colgante.

También se puede visitar el poblado de San Miguel de los Ríos, en la ladera de las Sierras Grandes. Allí, el río cristalino desciende regando pinares y bosques autóctonos, cohabitando con algunas pocas casas y posadas, convirtiéndolo en el ámbito ideal para contemplar y admirar la naturaleza.