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Plácido recorrido por la historia

El recorrido por la ruta E-55 conduce al dique San Roque.
El recorrido por la ruta E-55 conduce al dique San Roque.

Un trayecto en bicicleta que se inició en la ciudad de Córdoba y continuó por La Calera, San Roque, Bialet Massé y la Iglesia San Plácido.

L a partida se hizo desde la ciudad de Córdoba y siguió por La Calera en búsqueda de la localidad de Bialet Massé, en el valle de Punilla.

Fueron cerca de 45 kilómetros que, luego casi se duplicaron para llegar hasta la Iglesia San Plácido, ubicada sobre un pequeño cerro de Bialet Massé.

Se trata de un camino placentero por la ruta E-55, que apenas supera la ciudad de La Calera arriba al paraje El Diquecito y entre los zigzagueos serranos, expone las usinas que muestran el devenir histórico del desarrollo energético de Córdoba.

Tras una curva de 180º, una agresiva subida obliga a redoblar el esfuerzo de las piernas con el estímulo de pensar que al el retornar será una pendiente.

Llegar al dique es un gusto adicional y en ese punto se puede tomar hacia Villa Carlos Paz, o hacia San Roque, como en este caso. Es una de las mejores vistas del lago San Roque y pronto se arriba a la Plaza Federal,  inaugurada en 2000, que consiste en un semicírculo de mástiles con las banderas de las provincias argentinas y representa la unión de todos los distritos del país. El lugar es excusa para un descanso.

Ubicada a cinco kilómetros del vertedero, convoca a numerosos turistas que sacan fotografías y visitan los distintos puestos de venta de productos regionales.

La Plaza Federal fue levantada donde siempre se dijo que está el centro del país, verdadero o sólo un mito urbano, hoy es un mojón del camino donde las banderas que flamean ofrecen un agradable espectáculo.

Unas pedaleadas más y se arriba al pueblo que homenajea a Juan Bialet Massé, el catalán que nació en 1846, llegó a Argentina con 27 años y murió en Buenos Aires en 1907. De sólida formación académica, médico, abogado, constructor y agrónomo, contribuyó al desarrollo del país.

Su inquieto espíritu le llevó a crear la fábrica de cales “La Primera Argentina” y luego, en sociedad con el ingeniero argentino Carlos Cassaffousth, construyeron el dique San Roque. La represa fue inaugurada en 1890 y fue una obra pionera en su tipo en Sudamérica. Sin embargo, una campaña adversa aseguró que el dique tenía graves problemas de construcción. Los constructores fueron detenidos por más de un año.

Posteriormente, el gobierno  encaró la creación de otro dique y para ello intentó dinamitar el anterior, tarea que no lograron en su totalidad. Eso demostró que las imputaciones fueron falsas e injustas.

San Plácido. Antes de arribar a la iglesia, hay una importante subida, que desafía a los ya cansados ciclistas que cubrieron a esa altura más de 30 kilómetros. Algunos decidieron bajarse de la bicicleta y hacer los últimos metros a pie. Por detrás del templo, un camino conduce a la Virgen del Cerro.

La Iglesia San Plácido llama la atención por su arquitectura. Tiene forma de un puño cerrado cuyo dedo índice señala el cielo. Cuenta con estacionamiento y varios lugares para hacer un descanso.

El ingreso es a través de dos puertas muy pesadas y una breve escalinata y Walter, un amable sanjuanino, oficia de cuidador y cuenta imperdibles detalles históricos.

La iglesia tiene muchas curiosidades, como estar construida sobre un tanque australiano que en el ingreso permite observar el agua allí depositada. El detalle rememora un pasaje de la vida de San Plácido, quien dicen que caminó sobre el agua para socorrer a una persona que se ahogaba.

El interior del templo es muy fresco y realza la  imagen del santo.

No hay bancos y cinco ventanas detrás de la imagen principal representan las cinco letras del nombre María. Una luz especial entra por esas aberturas y en el techo una paloma dentro de un triángulo representa el Espíritu Santo.