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Licores como legado y sabor a historia en Traslasierra

La licorería funciona en una casa de adobe de 1830. (Patricia Veltri)
La licorería funciona en una casa de adobe de 1830. (Patricia Veltri)

Una emprendedora impulsó el turismo con su licorería artesanal, en un paraje de 1.400 habitantes. Acaba de escribir un libro con las recetas.

El pueblo Las Calles es tan pequeño que ni registra fecha fundacional oficial. Abarca al paraje El Perchel. Hasta esos rincones de Traslasierra llegan turistas desde los lugares más remotos del país en busca de los licores caseros que les dan popularidad.

Desviando de la ruta provincial 14, a 7 kilómetros de Nono, y tras recorrer un pequeño trecho por una calle de tierra, se llega hasta una antigua casa blanca con faroles, donde recibe un cartel de madera en forma de frutilla en el que se lee Eben Ezer, Primera Licorería del Valle. Su mentora es Mirta Molina, quinta generación heredera de la casa de adobe, que fue posta de descanso y recambio de caballos durante las guerras entre unitarios y federales entre 1829 y 1831.

Por aquí transcurrió parte de la historia entre las guerras civiles de 1830. (Patricia Veltri)
Por aquí transcurrió parte de la historia entre las guerras civiles de 1830. (Patricia Veltri)

Ante todo coquetísima y hospitalaria, es ella misma quien recibe a los clientes y ofrece una selección de degustación entre los 150 sabores que se distribuyen en las estanterías de una de las dos habitaciones que quedaron en pie de las 40 originales. Pero también es Mirta quien pela la fruta y elige las flores y hierbas que darán el sabor exacto a sus fórmulas logradas a base de combinar saberes aprendidos de su abuela más formación académica adquirida.

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“Empecé por necesidad, como un pequeño emprendimiento, con cuatro sabores de licores. El de huevo que había aprendido de mi abuela, de peperina que crece en la zona, uno de ruda que era para valientes y otro de almendras y nueces de mi patio con un toque de apio”, recuerda Mirta de sus inicios, hace justo 21 años.

“Esta fue la casa de mis bisabuelos maternos. Cuando era posta, acá dormía el general unitario José María Paz, mientras los soldados acampaban en los márgenes del río Chico, en lo que ahora es el balneario Paso de las Tropas, que justamente por eso fue llamado así. También el general Gregorio Lamadrid y el coronel Juan Esteban Pedernera se alojaron acá esperando el paso del caudillo Facundo Quiroga”, detalla resumiendo 200 años de historia.

Licor de naranjas Cual Jesús, una estrella entre los 150 sabores. (Patricia Veltri)
Licor de naranjas Cual Jesús, una estrella entre los 150 sabores. (Patricia Veltri)

Con el tiempo, la casa se convertiría en pulpería y bar de parroquianos, bajo el nombre El Perchel. Tal era su gravitancia que el paraje tomó el nombre. El abuelo de Mirta Molina, Juan Matos Andrada, sería el primer comisario del departamento San Alberto y amigo del cura José Gabriel Brochero (ahora santo), quien había llegado a esas tierras a desarrollar su misión pastoral cuando todavía no había un camino que uniera el Valle de Traslasierra con la capital cordobesa.

El legado de Mirta

Mirta Molina y su libro Eben Ezer, La  Magia de los Licores. (Patricia Veltri)
Mirta Molina y su libro Eben Ezer, La Magia de los Licores. (Patricia Veltri)

El emprendimiento como licorería nació con profunda fe religiosa: Eben Ezer significa “hasta acá me acompañó Dios”. El resto fue a fuerza de tesón. “Hace 20 años esto era el medio de la nada. La decisión fue audaz y sacarlo adelante bastante difícil. Pero me entusiasmó la creatividad que empezaba a descubrir. El licor de mi abuela paterna, que ella hacía con los huevos de sus propias gallinas, lo transformé en uno de sambayón. Tomé cursos de bromatología, conservas, sommelier, todo lo que podía. Y empecé a crecer por el boca a boca. Acá lo más conocido era Mina Clavero y Nono. Para darse una idea, fui la primera directora de Turismo de Las Calles en 2007”, relata con nostalgia.

Todas las recetas son propias. Mirta tiene tres hijos y una nieta. Pero hasta ahora, cada uno sigue su propio camino independiente del oficio de elaborar licores.

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Golpeada anímicamente por el aislamiento que implicó la pandemia por el Covid-19, a sus sesenta y pico pegó un timonazo que devino en un legado: todas esas vivencias que guardan las paredes de la casa y las recetas ahora están escritas en el libro Eben Ezer, La Magia de los Licores.

“Mis licores ya son de todos. Son mi legado”, sintetiza con la generosidad de quien devuelve lo recibido. “Mis clientes también son coautores. El libro está concebido como un paseo con ellos a través de la licorería, en el que también comparto historia de las bebidas en general, porque donde hay una celebración, hay una copita para brindar”.

Licores y dulces

Licores y dulces de frutillas, entre los más solicitados por los clientes. (Patricia Veltri)
Licores y dulces de frutillas, entre los más solicitados por los clientes. (Patricia Veltri)

El licor que abre sus degustaciones se llama Naranja Cual Jesús, elaborado con la propia fermentación de la fruta sin agregados, expuesta al sol dentro de un frasco durante 40 días. Mirta vende unas seis mil botellas por año. Tiene licores frutales, florales, cremosos, aguardientes y fernet. Pero también dulces artesanales, según sus propias recetas.

Datos útiles

Una postal. La licorería está enmarcada por las Sierras Grandes, el arroyo Las Rabonas y el río Chico. Para llegar desde Córdoba en auto, se debe tomar la RP 34 y desviar por la Av. Bella Vista.

El libro. Para comprar el libro, por WhatsApp al 1159908685, o a través del Facebook de RyC Editora.