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Cómo descubrir los volcanes cordobeses

Es un área natural enmarcada por palmeras. (Córdoba Turismo)
Es un área natural enmarcada por palmeras. (Córdoba Turismo)

Subir a sus cráteres y conocer las huellas de los comechingones forma parte del atractivo de las Sierras de Pocho, un paisaje poco conocido del noroeste de la provincia.

Cerca de las localidades de Taninga y Salsacate, el paisaje se transforma y los ojos se encuentran con una hilera de picos cónicos. Pero no son montañas, sino volcanes. Sí, Córdoba es tierra de volcanes, y se encuentran en las Sierras de Pocho.

Miguel Coranti es parte del equipo de Alto Rumbo, agencia que organiza excursiones de turismo aventura en la zona. Cuenta que, además de las cumbres, es impactante el tipo de vegetación del lugar: "un palmar que no pareciera típico del monte serrano". "Si uno no sabe que eso existe en Córdoba, no lo cree", asegura.

Entre gigantes

Este paisaje, misterioso e imponente, es resultado de una topografía inusual, ya que los volcanes "suelen estar en el borde de los continentes". "Verlos en el medio, como ocurre acá, es un fenómeno poco común", explica Miguel. “Ascender a sus cumbres es adentrarnos en los misterios geológicos de cuando aún temblaba esta tierra y sus cenizas tapaban estos lugares”, relatan en la web de Alto Rumbo.

Los visitantes se maravillan, además, por "lo diáfano del cielo", ya que "las estrellas se ven espectaculares por la baja contaminación de la zona". A pesar de ser un rincón inhóspito, Miguel aclara que al llegar al volcán Ciénaga se encuentra “una familia muy agradable que tiene todo preparado para que comas unas empanadas o piques algo antes de hacer el ascenso”.

El Ciénaga, que es el pico que da la bienvenida a los caminantes, tiene 1.300 metros sobre el nivel del mar. El segundo es el Poca, que en medio del monte nativo se alza hasta los 1.600 metros. Y por último se encuentra el Corralón, “el más bajo de los tres, pero muy interesante por su formación”. En el ascenso al cráter de este volcán se pasa por algunos sitios arqueológicos donde se pueden apreciar morteros y otras huellas de los comechingones.

Rodeados de palmeras de caranday y elevándose como ecos de tiempos pasados, los volcanes de Pocho se plasman en el paisaje, invitando a una aventura imperdible en el norte cordobés. Un paraje casi irreal, cercano y exótico para descubrir.