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Apuesta a la flora y la fauna

Pareja de pumas. Los grandes felinos, que para los aborígenes andinos eran “protectores del universo”, hoy se ven amenazados por la explotación agrícola y urbana.
Pareja de pumas. Los grandes felinos, que para los aborígenes andinos eran “protectores del universo”, hoy se ven amenazados por la explotación agrícola y urbana.

Pumakawa, vocablo quechua que significa “el que cuida con el sigilo del puma”, será en breve el nuevo hogar de la flora y la fauna en Villa Rumipal. En la transición, el Edén tiene las puertas abiertas a un ambiente natural donde cada día se celebra la vida.

Hace ya varios años, en Villa Rumipal se lleva a cabo una importante tarea de conservación de especies amenazadas por la depredación del hombre en el ambiente en el Edén Flora y Fauna.

En 2009, un gran incendio forestal arrasó con un 90 por ciento del predio y Karina Maschio (Kai Pacha), responsable de los pumas de la reserva, enfrentó las llamas y puso a salvo a los animales. Para ello abrió la puerta de los habitáculos a 10 pumas quienes en lugar de huir caminaron a su lado, confiados de su cuidado.

“Después de los incendios sentimos haber tocado el límite de nuestra posibilidad de destrucción. Cuando tuvimos que evacuar a los pumas, creímos que nada quedaba por hacer.

Ya habían sufrido la depredación de su ambiente y con el fuego, se quedaban sin sus habitáculos. Aún así, como en la naturaleza todo renace también nosotros lo hicimos y al mirar ese puñado de 10 pumas escuchamos su pedido de seguir teniendo un lugar para ellos. Sin perder más tiempo, sacudimos las cenizas y volvimos a empezar. Esta historia dio origen de Pumakawa”, relata la hacedora.

En este predio de 26 hectáreas se busca recrear lo que las sierras eran hace unos 100 años atrás: árboles nativos en abundancia, sin especies exóticas que los invadan. Entonces, los guanacos se dibujaban con la silueta del filo serrano y los lagartos overos engrosaban las piedras al sol. “Queremos ofrecer a Córdoba un lugar donde el caminante pueda sentarse en silencio y gozar de un sistema en armonía”.

Para ello plantaron 400 algarrobos; se trazó un sendero de interpretación de mediana dificultad y se está incorporando fauna que en un principio se adapte en corrales, y que se sumará a pumas, guanacos, lagartos overos, vizcachas, liebres maras, ñandúes, jote, lechuzón orejudo y perdices, algunos de ellos rescatados de esa nueva prisión que ejerce el hombre con el mascotismo.

También hay sitio para un centro de interpretación, otro para el refrigerio y baños secos. Todo se construyó en base a la arquitectura alternativa con el uso de materiales del lugar: piedras, tierra, arcilla y postes de la poda de la cooperativa del pueblo.

Aparte se recolectó medio millón de semillas y en convenio con el Ministerio de Agricultura de Córdoba se repartieron en 150 escuelas junto a un kit de vivero para aprender a hacer y cuidar plantines.

Del mismo modo, se está formando un stock de 17 especies y este año se continúa con la recolección, tarea a la que se invita a quienes quieran colaborar.

El emblema es el puma. En las culturas andinas el puma era el más fuerte de los animales de la geografía de los Andes. Su inteligencia y agilidad lo ubicaron como mensajero entre los humanos y los espíritus superiores. Algunas culturas aborígenes veían al puma como protector del universo.

Hoy, la situación es muy diferente. Su hábitat está cada vez más limitado por el avance de actividades agrícolas y por ello, se ve obligado a avanzar sobre el ganado para reemplazar las presas silvestres que ya no tiene.

“Ya no queremos ser parte de la cultura que desde la revolución industrial extrae de la tierra sin recompensar. En Córdoba se perdió un 95 por ciento del ambiente natural y queda sólo un cinco por ciento sobre el cual todavía se puede tener esperanzas”, agrega Kai.

En las pérdidas señalan la explotación de la soja, el ganado, los agroquímicos, la construcción de rutas y la expansión urbana. Se dejó liberada la reproducción de flora exótica (pinares, olmos, grataeus y eucaliptos), que son más invasivos que cohabitantes. La generación desmesurada de basura sin tratar y los incendios forestales devastaron la fauna y la flora y desgastó el suelo.

Los pueblos originarios tienen el respeto por los demás seres y aprenden de ellos.

Pumakawa plantea el vivir así, aún en medio de la vida moderna, integrados y en colaboración con la flora y la fauna autóctona.

Lo que hay que saber

Dónde. El Edén Flora y Fauna ruta 5 kilómetro 103 Villa Rumipal y Pumakawa (espera habilitación Municipal y de Secretaría de Ambiente), se construye en 1.500 metros de la ruta en barrio El Torreón, Villa Rumipal.

Entradas. Mayores $ 30 y menores de 4 años, $ 20.

Donaciones. Tejido romboidal; alimentos para animales; folletería e impresiones; recipientes para reservar agua (1.000 litros) para prevención de incendios; freezer; mangueras de distintos tipos; mano de obra (voluntarios) e información para solicitar financiación.

Horario de atención. Todos los días de 9 a 14 y de 16 a 20, excepto los días de lluvia que se atiende durante todo el día.

Informes. Teléfonos (03546) 49-8319 y 156- 50050.

E-mail: eledenfyf@hotmail.com

En Internet: www.wix.com/eledenflorayfauna/eledenflorayfauna

www.pumakawa.org

Cómo ir. El Edén Flora y Fauna se encuentra en el kilómetro 193 de la ruta provincial 5.