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Ushuaia, naturaleza viva

Se puede conocer la cara celeste de la ciudad desde una panorámica hacia el mar, ver un monte “prendido fuego” por el rojo de las plantas o ir hacia un colchón verde de bosques nativos.

El último tramo de tierra argentina hacia el sur ha potenciado su caudal de visitantes como consecuencia del trabajo incansable de los fueguinos. El paisaje, tan potente en sí mismo, controla los hilos y muestra distintos trajes naturales durante el año. Pero, aunque prime lo nativo, la ciudad se adapta a las búsquedas y saca de la galera nuevas rutas para recorrer. Si pensabas que hablar de Ushuaia era solamente referirse al cerro Castor o al faro Les Éclaireurs, este recorrido “poco tradicional” te va a parecer muy tentador.

En números, Ushuaia recibe a unos 450 mil turistas por año. Las rutas aéreas y los cruceros facilitan la llegada masiva de personas, y el privilegiado acceso a la Antártida diferencia a este destino de cualquier otro a nivel mundial. Si bien la mayor parte de los visitantes son extranjeros, la promoción hacia adentro del país está dando sus frutos. Pero, ¿por qué viajar a la ciudad más austral del mundo? Más allá de que brinda la posibilidad de vivir esa experiencia (llegar al final del continente es único), es una ciudad con sorpresas permanentes: hay una Ushuaia distinta cada día.

DATOS ÚTILES. Información útil para enamorarse de Ushuaia.

Es que, si al planificar un viaje existen acuerdos entre las personas y los destinos, como negociaciones que determinarán los itinerarios y preferencias, esta tierra se fundamenta en esa lista de “aceptaciones tácitas”. La explicación es simple: el “sur del sur” tiene como comandante al clima. Eso significa que nada se dará específicamente de la manera en que lo planeamos; pero, para alegría de todos, seguramente lo que suceda será mejor. La cuota de sorpresa es parte de la experiencia.

Por todo lo dicho, quienes se dedican a promover el turismo en Tierra de Fuego ponderan la capacidad de adaptación de la ciudad más austral del mundo como parte de su diferencial turístico. Lo cierto es que no importa lo que suceda con la atmósfera, porque hay “muchas Ushuaias” y todas son hermosas.

Según la época del año en la que viajes, te vas a enfrentar con un paisaje diferente. No es casual que las decenas de especies arbóreas pinten con tonalidades diversas los espacios de montaña, costa o estepa sureña. Pero, ¡tranquilo! Es probable que descubras más de una cara de Ushuaia porque, al conocerla, seguro vas a querer volver.

“El turismo se mueve rápidamente. Trabajamos en conjunto entre el Estado y los vecinos para lograr modelos, cultural y de concientización, basados en el orden y la calidez. Nuestro destino es de naturaleza, de cuidado del medio ambiente, de pureza; por eso buscamos que los visitantes preserven y valoren este lugar”, explica Luis Castelli, presidente del Instituto Fueguino de Turismo (Infuetur).

Un destino de película

No es una metáfora: Ushuaia es un destino cinematográfico. En el Valle Carbajal se filmó El renacido, la película de Alejandro González Iñárritu que le dio su primer Oscar a Leonardo Di Caprio. Y ese es uno de los puntos a conocer más allá del faro y el cerro Castor. Pero hay mucho más: espacios urbanos, espejos de agua gigantescos, glaciares y montañas. Todo eso fusionado con miles de castores, liebres europeas, caranchos, huemules, guanacos, pájaros carpinteros, cóndores, chingolos y otras especies del lugar.

Entre la vegetación (clave en la pintura de los paisajes) sobresalen las lengas, plantas autóctonas que crecen muy alto buscando la luz del sol. Se dice, de hecho, que Ushuaia se ve representada en esa planta, que tarda el mismo tiempo en crecer que en morir. Si una lenga vive más de 300 años, y se descompone en igual período, deja en evidencia que la naturaleza prima, sostiene las decisiones y selecciona los momentos para (casi) todo. Así es Ushuaia: naturaleza viva.