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Una experiencia gigante por Trelew y Puerto Madryn

Se puede observar, con reposera y mate, a las ballenas y elefantes; sumergirse en el mar a ver lobos; asombrarse con colosos prehistóricos y más.

Lo asumo: la experiencia me despierta muchas dudas y los preparativos no ayudan. Hay que elegir entre traje húmedo o seco: con uno te mojás pero tenés más movilidad, el otro te resta movilidad pero no te mojás y disimula el exceso de peso. Independientemente de la elección, se necesita asistencia para terminar enfundado en neopreno.

Desde Puerto Madryn, y después de 20 minutos de navegación, llegamos al Área Natural Protegida de Punta Loma. Ahí se distribuyen las máscaras con el esnórquel y las patas de rana, y hay que ir al agua. La flotabilidad que ofrecen los trajes y el hecho de estar rodeados por instructores con salvavidas terminan con los nervios y comienza el disfrute. Los curiosos lobos marinos se acercan –generalmente hembras y cachorros– y las cristalinas aguas del Golfo Nuevo permiten observar los ágiles movimientos de estos animales, muy sociables y acostumbrados a las visitas.

Son 45 minutos los permitidos para esta experiencia, y el número de personas en el agua también está controlado para tener el mínimo impacto.

 
 
 
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Una publicación compartida de Mario Rodriguez (@mariopescadofresco) el9 Nov, 2018 a las 4:27 PST

Avistaje fuera y dentro del agua

Desde Córdoba, Aerolíneas Argentinas tiene vuelos directos a Trelew, la segunda ciudad en importancia de Chubut, después de Comodoro Rivadavia. A 50 kilómetros, Puerto Madryn sirve de base para disfrutar del mar y la naturaleza del golfo.

A 15 kilómetros al norte de esa ciudad, la playa El Doradillo es el punto ideal para observar ballenas francas desde la costa. Por sus aguas cálidas y tranquilas, es el lugar elegido por cientos de hembras para parir y amamantar a sus crías de junio a noviembre.

Nos toca un día gris, con viento y lluvia, pero nadie se queda en la combi. Nos acercamos a la orilla desde donde vemos, a pocos metros, varias ballenas con sus ballenatos, incluido uno albino. Es una experiencia casi hipnótica mirar por largo rato y en silencio a estos confiados gigantes de 50 toneladas que se pasean tan cerca. Sólo se atina a levantar el brazo para señalar alguna cola que aplaude el agua o un salto lejano. Termo y mate completan el combo.

Otro imprescindible en este circuito es Puerto Pirámides, una pequeña localidad a 100 kilómetros de Puerto Madryn desde donde parten las embarcaciones para observar a las ballenas dentro de su hábitat.

No es necesario navegar mucho: las didácticas explicaciones de la guía se interrumpen por la primera ballena que pasa por debajo del barco. Hay lomos encorvados, colas, saltos y chorros de agua casi al alcance de la mano. Es difícil explicar lo pequeños que nos sentimos, y lo extraño que resulta comprobar cómo estos animales se acercan pacíficamente con sus crías a la especie que casi los extermina.

De abajo parece bajito

El cerro Avanzado, a 17 kilómetros de Puerto Madryn, es una elevación de 100 metros en plena meseta chubutense que ofrece una inmejorable ubicación para el avistaje, no de ballenas sino de los colores del mar que funden intensos azules con turquesas.

Muy cerca, en Punta Loma, se puede ver desde tierra a la colonia permanente de 1.500 lobos marinos de un pelo, a los cormoranes que anidan en las salientes de los acantilados y a las ruidosas gaviotas cocineras que, cuando no molestan a las ballenas, interrumpen la siesta de los lobos.

Té y pingüinos

Desde Trelew se pueden hacer, entre muchos otros, dos recorridos interesantes: uno por la localidad de Gaiman y otro a Punta Tombo.

Gaiman, a 15 kilómetros de Trelew, fue fundada por los colonos galeses que arribaron a la Patagonia a bordo del velero Mimosa en 1865. Hoy, las costumbres, la arquitectura e incluso el idioma galés se conservan entre sus descendientes. Acá hay que conocer la primera casa del pueblo, construida en 1874 y conservada en su estado original; la capilla Bethel; el túnel del ferrocarril central y el Museo Histórico Regional.

Sin embargo, el atractivo que convoca a visitantes de todas partes del mundo es el ritual del té. Es tan famoso que, durante su estadía en nuestro país en 1995, Lady Di visitó la casa de té Ty Te Caerdydd, en las afueras de Gaiman.

Por otro lado, a la Reserva Natural Punta Tombo (a 118 kilómetros de Trelew) llega entre septiembre y abril la mayor colonia reproductiva de pingüinos de Magallanes del mundo: son alrededor de 800 mil.

Nuestra visita, en septiembre, coincide con el arribo de los machos, que se adelantan para acondicionar los nidos –generalmente los mismos que ocuparon la temporada pasada–. Luego llegan las hembras. En esa época, las peleas territoriales o “por amor” son comunes, y no es raro ver corridas y animales ensangrentados. En octubre se produce la incubación y entre noviembre y diciembre, los nacimientos. En marzo y abril comienza la migración que los tendrá permanentemente en el mar, alimentándose hasta el nuevo ciclo.