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Las sorprendentes maravillas del río Uruguay

El palmar, un exquisito lugar para descubrir. Fotos: Juan Manuel Mannarino
El palmar, un exquisito lugar para descubrir. Fotos: Juan Manuel Mannarino

Entre Ríos es uno de los puntos más elegidos en verano. Termalismo, arquitectura y museos históricos, excursiones náuticas, calma ribereña y el misterio hipnótico del río en cómodas y seguras instalaciones. 

Entre las mejores opciones para vacacionar en tiempos de pandemia se pueden potenciar los viejos paseos. En la zona del río Uruguay, en Entre Ríos, lo entienden de esa manera, y no por nada es uno de los puntos más elegidos en la temporada.

Tranquilidad, cuidados sanitarios, termalismo, excursiones acuáticas, paseos históricos y circuitos en la naturaleza litoraleña surgen como una perfecta combinación entre armonía y aventura, descanso y playa: bancos de arena, museos, gastronomía ribereña y espacios abiertos, al aire libre, amplios y verdes.

El palmar, un exquisito lugar para descubrir. Fotos: Juan Manuel Mannarino
El palmar, un exquisito lugar para descubrir. Fotos: Juan Manuel Mannarino

La belleza de lo inasible, en el fluir del río. “La corriente decía cosas que no entendía”, escribió el poeta Juan L. Ortiz, y la percepción queda fija cuando se camina en cualquier costanera, se navega en kayak o simplemente se contempla la luna desde la playa mirando el río.

El turismo rural y ecológico aparece como una fija, y Entre Ríos ofrece la calma de sus bellezas naturales. Conocida como el “caribe argentino”, con sus 10 kilómetros de playa, Colón es una de las ciudades costeras tradicionales. Uno de los atractivos es su complejo termal, que cuenta con sectores de juegos acuáticos, hidromasajes y piletones al aire libre con agua tibia y relajante en un imponente balcón natural donde asoma el majestuoso río Uruguay.

Con una gran capacidad de alojamiento, potenciado por las obras de infraestructura vial, Colón concentra los balnearios de agua dulce más importantes del país, con una amplia gama de recreaciones acuáticas: kayak, remo, windsurf, navegación a vela, esquí acuático y natación.

Se pueden realizar juegos acuáticos. Fotos: Juan Manuel Mannarino
Se pueden realizar juegos acuáticos. Fotos: Juan Manuel Mannarino

A tan sólo 20 minutos se encuentra Villa San José, otro pueblo ribereño propicio para pasar unos días en tiempos de Covid-19. Allí no se respira la paranoia que rodea a las grandes ciudades, y los protocolos se respetan relajadamente entre lugareños y visitantes. Su complejo termal es extraordinario, con una buena cantidad de piletones, spa y un restaurante para pasar el día en familia.

Otra de las joyas es su museo histórico regional, considerado modelo en el país por su nivel técnico, objetos y puesta en escena, que incluye la recreación hasta de un barco de inmigrantes.

Legado cultural y natural

Es emocionante recorrer la memoria viva de los colonos suizos, franceses e italianos que fundaron en 1857 la primera colonia agrícola de Entre Ríos. También se puede visitar la licorería Bard, fábrica que desde 1908 conserva la tradición familiar a partir de materias primas regionales, sin aditivos químicos, y cuyo sabor principal es el yatay, fruto de la palmera, protegido en el Parque Nacional El Palmar.

Es el Refugio de Vida Silvestre La Aurora Del Palmar, en rigor, otro de los paisajes más bellos de la zona. En sus 1500 hectáreas de protección incluye palmeras butia yatay, bosques ribereños, pastizales y gran variedad de carpinchos, zorros, nutrias y más de 120 especies de aves. Ideal para hospedarse unos días en sus vagones de tren reciclados en madera o en su amplio camping arbolado, cerca de un viñedo donde se hace el exquisito Terruños del Palmar y disfrutar de excursiones guiadas para conocer el misterio de sus miles de palmeras, longevas y gigantes. Se pueden hacer cabalgatas o travesías en canoas por un arroyo que corre bajo la sombra de la selva.

Pueblo Liebig es una excursión atípica, ciertamente histórica: la visita a un pueblo fundando por los ingleses que se instalaron con un descomunal frigorífico, hoy abandonado a la vera del río. Caminar sus pequeñas callecitas es sentir el reflejo de un país, con su auge y decadencia a lo largo del tiempo, mientras los pobladores mantienen vivo el recuerdo.

Aguas termales en Entre Ríos. Fotos: Juan Manuel Mannarino
Aguas termales en Entre Ríos. Fotos: Juan Manuel Mannarino

Tal vez la niña más bonita del río Uruguay sea Villa Elisa, con su esplendoroso complejo termal, que parece una ciudad en sí misma con sus piletones -al aire libre y cerrados-, restaurantes, hotel cinco estrellas, cancha de golf y bungalows.

Pionera en servicios modernos, sus placenteras instalaciones son la preferencia del turista ocasional. A pocos kilómetros, se puede disfrutar del balneario municipal “El Rocha” -con amplios espacios verdes y áreas de campamento- y de almacenes de campo, como el de Don Leandro, en el que se conservan objetos de época y se ofrece el sabor de una rica picada. Como también visitar el Almacén de Ramos Generales Francou, una historia centenaria en su arquitectura colonial, y probar una gran variedad de productos caseros: vino patero, licores, dulces, quesos, chorizos y miel.

Datos útiles

Gastronomía. Bodega Vulliez Sermet: Con una visita guiada, se cuenta la historia del lugar mientras se hace la degustación de vinos de corte y varietales. Lo de Mario (Colón): Cantina típica de pueblo, se puede disfrutar de sus minutas y su pescado fresco a orillas del río. La peña de Don López (Colón): Un lugar donde respira el folklore y la música caribeña, con escenografía típica. Se pueden comer platos abundantes, especialmente pastas y pescados de río. Restaurante Los Teros (Villa Elisa): Anclado en el complejo termal, tiene un menú gourmet donde destacan la parrillada y los postres artesanales. Restaurante Valentín (Villa Elisa): Bodegón clásico de la zona, con especialidad en pescados como boga y surubí, servido al plato en piezas completas y exuberantes.

Alojamiento. Altos de Altaraz (Colón): Con precios accesibles, es un complejo de cabañas seguro, cómodo y confortable. Con pileta compartida, tiene un servicio hotelero que incluye wi-fi, desayuno y limpieza en todos los turnos.

Complejo Termal Villa Elisa. Con 41 hectáreas cuenta con 10 piscinas de diferentes usos y temperaturas, ofreciendo además gran variedad de servicios: alojamiento, gastronomía, spa, deportes, actividades recreativas y lago artificial, convirtiéndose en uno de los complejos termales de mayor calidad a nivel nacional.