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Neuquén: en la cumbre del sabor

Como desde 2004, se realizó en Villa La Angostura la 10ª edición del Encuentro de Chef en Altura, una reunión en la que gastronomía, paisajes, sabores y perfumes se consolidan en un perfecto “maridaje” / Hay turistas que hacen coincidir sus vacaciones con el encuentro.

Haga un ejercicio: cierre los ojos e imagine un lugar rodeado de pinos, nieve y lagos de aguas calmas, que reflejan el paisaje como brillantes espejos. Un lugar donde las construcciones son armoniosas y elegantes y el entorno es idílico. Donde todo esto se complementa con gente cálida y hospitalaria y una gastronomía de alto nivel.

Ya puede abrirlos. Justo enfrente suyo está el cartel que da la bienvenida a Villa La Angostura, el mismo lugar que en 2011 lucía gris tras las nubes y pilas de ceniza que lo transformaron en un paisaje lunar y que hoy volvió a ser el paraíso soñado.

En este rincón de cautivante belleza, a cada paso nos cruzamos con un turista que ensaya las habilidades adquiridas gracias a los milagros tecnológicos y atrapan en una foto un instante de felicidad.

Como la foto que en 2004 sacó Peter Hyland, cuando reunió en las alturas del cerro Bayo a un grupo de inquietos cocineros, de esas que se sacan para que luego adquieran sentido, aunque quizá él no lo sabía.

Hoy, en la décima edición del Encuentro de Chef en Altura y ante una nueva escena en la cumbre, sabe que valió la pena movilizar año tras año esta interesante propuesta en la que cocineros de la región, reciben a consagrados cocineros de otras regiones argentinas y de países limítrofes, con la intención de intercambiar conocimientos y abrirse al mundo para ser reconocidos, ellos y su cocina.

Durante cinco días, este encuentro promueve la gastronomía de la Patagonia y sus productos e intenta instalar una cultura e identidad de la cocina de la región de cara a las próximas generaciones.

“Respecto de las ediciones anteriores, este año incluimos más restaurantes de la villa y utilizamos, además del cerro Bayo, otros escenarios naturales como, Puerto Radal, en la isla Victoria”, nos cuenta Peter Hyland, descendiente de irlandeses que físicamente no disimula nada de sus orígenes.

Este pelirrojo, inteligente aventurero y entusiasta, dice que la erupción del volcán Puyehue y la lluvia de cenizas que tapó la villa, fue un golpe muy fuerte que los ayudó a crecer como personas y, básicamente, como comunidad. Gracias a esa actitud solidaria de los habitantes de la villa y a los fieles patrocinadores, el Encuentro sobrevivió aún en los peores momentos.

Este año, respecto a otras ediciones, la participación de la comunidad y los turistas, fue especialmente activa. Las clases de cocina con Manuel Aladro, gratuitas y abiertas al público, tuvieron muchísima concurrencia. En las cenas de todos los restaurantes se vendieron todos los cubiertos y quedó mucha demanda insatisfecha.

La cata de vinos de la bodega Luigi Bosca, a cargo de Anabella Alcuaz, dejó gente afuera lamentándose de no haber hecho las reservas con anticipación y perderse la oportunidad de probar con anticipación los excelentes vinos que maridaron los menús.

Siempre los chefs invitados son un motivo de atracción extra. Este año, el toque francés se hizo sentir fuerte, pero balanceado por lo andino, del norte y del sur.

El chef del hotel Sofitel, de Buenos Aires, Olivier Falchi, puso toda su maestría cocinando junto a Lucas Dabrowsky, de Hostería Las Balsas, un menú de cinco pasos en el que destacó el huevo poché sobre sopa crema de berro y la trucha al Pinot Noir con puré cremoso de calabaza al comino: sabores auténticos e impecables texturas.

Cintia Rosso fue la encargada de ofrecer el famoso té del Correntoso Lake & River Hotel, uno de los hoteles insignia de la Angostura. Fundado por Primo Capraro en 1917, este año cumple 10 años desde su reapertura, totalmente modernizado y con altos estándares internacionales de calidad.

En el segundo día, la cita fue el almuerzo en el  refugio “180” donde un osobuco de cordero con risotto de cebada, queso Brie y cebollas asadas, compensó la fría temperatura de la nieve que cubría parte del cerro Bayo.

Para la noche, fue elegido Tinto Bistró, el restaurante de Martín Zorreguieta y Leandro Andrés, quienes recibieron al francés Olivier Hanocq, el mismo del canal Gourmet que junto a Bruno Gillot, en su panadería, hacen maravillas con la masa fermentada luego cocinada en el horno de leña de 1911.

Para el tercer día nos tenían preparada una sorpresa. Embarcados en un catamarán, llegamos a Puerto Radal, en la isla Victoria. Allí, en un refugio de reciente construcción en la parte menos visitada de la isla, se lucieron Bárbara Medín (chef del restaurante Viejos Tiempos) y el jujeño Walter Leal (mentor de la cocina andina del norte de nuestro país y hoy mánager general de la cadena de hoteles Enjoy de Chile).

Utilizaron diferentes técnicas de cocción a tres fuegos: caldero, para una sopa de zapallo con ajo y tostada de Focaccia y parmesano; plancha de hierro para las papas que acompañaron al pan de campo relleno de goulash de cordero terminado al disco de arado. Walter es un investigador de las costumbres gastronómicas ancestrales.

Víctimas de una lluvia insistente, los planes del último día sufrieron modificaciones. La idea original era desplazarse en un trekking hasta la frontera con Chile, para tener un picnic de altura, servido en mesa de hielo en el Mirador del Cerro Pantojo.

Frustrado el intento, optaron  por refugiarnos en “Luma, casa de montaña”, una villa de la toscana enclavada en las barrancas del lago Nahuel Huapi y sobrio escenario para saborear el menú de tres pasos a cargo de Julieta Ortiz. Nada más reconfortante que un buen plato de sopa caliente, mientras se mira nevar detrás de los ventanales.

El cierre, a toda orquesta, fue en el restaurante Delfina, a cargo de Natalia Mutchinick y Ana Lucía Arias (de El Casco, Bariloche). Allí se brindó una cena a beneficio de la escuela Jaime de Nevares y la Asociación “Niños de Tierra Alegre”.

Alegres, justamente, como nos sentimos todos los que participamos de este tradicional encuentro anual. Tanta es la aceptación de este encuentro, que hay gente que hace coincidir sus vacaciones para no faltar a la cita.

Lo que hay que saber

Cómo llegar. Desde Córdoba, en auto, son 1.600 km de los cuales 232 son autopista.               En ómnibus: Córdoba-Bariloche, $ 905, y Bariloche - Villa La Angostura, $ 27.

Alojamiento.

Casa del Bosque, loft para dos personas, $ 630 por noche; dúplex para dos personas, $ 700 por noche. Con desayuno, acceso al spa y pileta climatizada.  www.casadelbosque.com Hotel Correntoso, habitaciones desde $ 1.403 hasta $ 2.238. www.correntoso.com

Hostería y cabañas Encanto del río, habitación doble, con desayuno, $ 430; triple, $ 560; cabaña para cuatro, $ 740, y apart hotel para cuatro, $ 710. Con todos los servicios del complejo incluidos y acceso a la piscina climatizada. www.encantodelrio.com.ar Hotel Sol Arrayán, habitación doble Classic, $ 1.430; habitación doble Suite, $ 2.595; incluye desayuno, acceso al spa y servicios del hotel. www.solarrayan.com.

Gastronomía.

Té en el Hotel Correntoso, $ 140 por persona.

Precio promedio para comer: En Waldhaus, $ 180.

Tinto Bistro, $ 250.

Delfina, $ 250.

Las Balsas, $ 300.

Viejos Tiempos, $ 130.

Luma, $ 250.