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Catamarca ofrece el corredor de la Ruta 40 para recorrer los Valles Calchaquíes

Fuerte Quemado, uno de los sitios arqueológicos del circuito. (Secretaría de Turismo de Santa María de Yokavil)
Fuerte Quemado, uno de los sitios arqueológicos del circuito. (Secretaría de Turismo de Santa María de Yokavil)

El circuito une pueblos ricos en historia y en cultura.

Un circuito por pueblos cargados de historia y cultura de los Valles Calchaquíes de Catamarca, a lo largo de la Ruta 40, es un reciente producto turístico con base en Santa María, para el que se aumentaron las plazas de alojamiento, se crearon nuevos senderos y se capacitó a guías turísticos.

Este recorrido acerca al turista a la riqueza natural, cultural, arquitectónica y gastronómica de esos pueblos, ubicados en lo que fue asiento de culturas milenarias que habitaron la región con la más alta densidad poblacional prehispánica, donde se desarrolló la cultura Santa María, que influenció durante siglos vastos territorios de Catamarca, Salta y Tucumán.

El secretario de Turismo de Santa María, Claudio Velarde, señaló: "La majestuosa geografía que abraza a las localidades del corredor de la Ruta 40, en Santa María, es la base de una propuesta turística que se desarrolla y consolida con fuerza".

Velarde dijo que para apoyar esta propuesta "hay más plazas de alojamiento, visitas guiadas, nuevos senderos recreativos, más actividades al aire libre y una variada oferta gastronómica".

La base de este recorrido es Santa María, ubicada en el centro este de Catamarca y capital del departamento del mismo nombre, donde se encuentra una gran cantidad de sitios arqueológicos diaguitas e incas, como Las Mojarras, Fuerte Quemado, Ruinas de los Quilmes, El Pichao y las Ruinas del Tolombón.

Esta localidad, en la zona del oasis bajo riego del Valle de Yokavil, en el sur de los Valles Calchaquíes y al pie del nevado de Aconquija, cuenta además con un circuito urbano donde sobresalen los recorridos por sus edificios de estilo colonial, su bodega comunitaria, su molino artesanal y sus telares.

El recorrido incluye el pequeño poblado de Chañar Punco, separado de la cabecera departamento por el río Santa María, donde está el sitio arqueológico Rincón Chico, un centro donde se recibía a las autoridades militares, civiles y espirituales de la nación diaguita.

Velarde comentó que allí hay una cooperativa de tejedoras mujeres, Tinku Kamayu, que "transforma la fibra de llama y la lana de oveja en hilados y luego en prendas de diseños típicos de la región".

La propuesta continúa en el sitio arqueológico Fuerte Quemado, donde los turistas pueden apreciar los vestigios de culturas como las Santa María, Belén y San José, que se caracterizan por la planificación arquitectónica incaica y las artesanías.

El funcionario explicó: "En este sitio se pueden observar los vestigios de las Guerras Calchaquíes, un enfrentamiento entre la Confederación Diaguita y el Imperio Español que impulsó la destrucción de las comunidades agropastoriles de los valles de los ríos Calchaquí, Santa María, Yokavil, Abaucán, Hualfín y Belén".

Las Mojarras, en el camino a Fuerte Quemado, es otra de las paradas de este recorrido, por su criadero de llamas y sus propuestas de senderismo, que incluyen una visita al pucará del Cerro Pintado, un ícono de la época de los diaguitas.

Loro Huasi, que se destaca por su gastronomía típica, y San José, un pintoresco pueblo rico en nogales que ofrece caminatas a sitios arqueológicos como la Loma Rica de Jujuil, la Loma Rica de Shiquimil y la zona de Andalhuala, completan este recorrido en torno a la Ruta 40.